Bienvenidos
En este espacio encontraras los sitios mas representativos de la ciudad de irapuato, junto con una breve descripcion arquitetónica de cada uno de ellos, esto sin pretender realizar un estudio profundo de cada uno de ellos, pero si destacando los aspectos importantes por lo que vale la pena visitarlos.
MONUMENTO A DON VASCO DE QUIROGA.
En el año 1947 se conmemoró lo que se aceptaba como cierto, aunque los datos posteriores lo desmienten: la fundación de Irapuato en 1547, y por ello, el cuarto centenario de su nacimiento como población. Punto central de estas festividades fue la develación de la escultura a don Vasco de Quiroga, por haber sido no sólo el iniciador de la vida española en esta entonces humilde Estancia y posterior Congregación, sino el eclesiástico que fundó la primera parroquia de las muchas que abrió en su provincia.
El trabajo escultórico se le encomendó al artista Ernesto Tamariz, y el proyecto de la fuente en cuyo centro se apoyaría la obra, al arquitecto Moisés Quiroz Valdovinos.
Inaugurado el 14 de febrero de 1947, al inicio de las festividades cuatro veces centenarias de nuestro nacimiento urbano, la escultura representa al obispo michoacano, Tata Vasco, vestido con su ropa episcopal y en actitud muy suya, de protección a un nativo lugareño.
Ejecutada en piedra chiluca, permaneció en el remate de una fuente construida enfrente de la fachada del Templo del Hospitalito, posible construcción inicial local de don Vasco, hasta el año 1965 en que, debido a las obras realizadas en la ciudad a través del Plan de Desarrollo Urbano del Gobierno Estatal, denominado Plan Guanajuato, fue demolida la fuente al igual que el atrio del Templo y la escultura colocada sobre su base actual, al frente de la pequeña iglesia y sobre su costado derecho.
El trabajo escultórico se le encomendó al artista Ernesto Tamariz, y el proyecto de la fuente en cuyo centro se apoyaría la obra, al arquitecto Moisés Quiroz Valdovinos.
Inaugurado el 14 de febrero de 1947, al inicio de las festividades cuatro veces centenarias de nuestro nacimiento urbano, la escultura representa al obispo michoacano, Tata Vasco, vestido con su ropa episcopal y en actitud muy suya, de protección a un nativo lugareño.
Ejecutada en piedra chiluca, permaneció en el remate de una fuente construida enfrente de la fachada del Templo del Hospitalito, posible construcción inicial local de don Vasco, hasta el año 1965 en que, debido a las obras realizadas en la ciudad a través del Plan de Desarrollo Urbano del Gobierno Estatal, denominado Plan Guanajuato, fue demolida la fuente al igual que el atrio del Templo y la escultura colocada sobre su base actual, al frente de la pequeña iglesia y sobre su costado derecho.
EL TEMPLO DE TATA VASCO...
TEMPLO DEL HOSPITALITO
Construido inicialmente como capilla -seguramente- es atribuible al primer obispo de Michoacán, don Vasco de Quiroga, su edificación como parte constitutiva del Hospital de Indios que él habría levantado aquí alrededor de 1550, es similar a otros que fundó en la ciudad de México y la provincia michoacana. No existe prueba documental de ello pero la tradición lo señala, al igual que su nombre: Templo del Hospitalito, el cual hace referencia a su origen y dependencia. Su nombre original, Templo de Nuestra Señora de la Misericordia de los In dios Tarascos, señala no sólo a esta Señora como primera patrona de Irapuato sino el asiento de su templo en un floreciente barrio indígena del siglo XVI.
Si la capilla se inició en el siglo XVI, el interior se terminó en el año 1713, dato que aparece en la clave del arco formero sobre el presbiterio: "Año de 1713". La fachada, sin embargo, fue terminada hasta el año de 1733, como lo señala la siguiente inscripción en la portada: "lo entalló Crispín Lorenzo 1733".
La imagen escultórica, hecha de pasta de caña de maíz pero con escuela española que se encuentra ahora en el nicho izquierdo del retablo mayor, representa a su titular y en el centro del mismo se venera a la imagen del Señor de la Humildad, que la devoción ha modificado por Señor de la Misericordia, fabricado igualmente con pasta de caña de maíz, técnica local, y atribuible a manos indígenas con la dirección de Tata Vasco.
La planta es de cruz latina y su bóveda es de crucería, dividida cada una por arcos fajones y terminada en una imposta. Los actuales altares laterales y el mayor con su retablo son neoclásicos, producto del mandato de la iglesia católica que en el siglo pasado precisaba que la madera dorada era para la hoguera, mandato que trajo consigo la demolición de los seguramente muy bellos retablos barrocos de oro de esta pequeña capilla. La fachada es barroca por las características de composición de sus diferentes elementos, tales como: columnas salomónicas pareadas y arquitrabadas en toda la extensión de la portada, y sus molduraciones tan pródigas todas relacionadas iconográficamente con Cristo. La portada a su vez se encuentra cobijada por un gran frontón semicircular rematado por un gran saledizo de molduraciones orgánicas, el cual muestra en su muro piñón las figuras en relieve del sol y la luna, símbolos representados con la Purísima Concepción, cuya figuración escultórica se encuentra rematando el conjunto en un nicho central, e igualmente relacionados con los dioses tarascos del día y de la noche, Ruriata y Cutzi, respectivamente. Figuras principales en su fachada son las gárgolas de cantera que en forma de animales cumplen su función de bajar las aguas pluviales de la cubierta, representativas además de la costumbre de la arquitectura conventual en la Nueva España durante el siglo XVI, a la manera de la arquitectura gótica, de utilizar este elemento para representar animales, demonios y seres fantásticos. La restauración exterior actual se realizó en 1964 dentro de las obras del Plan Guanajuato, que para Irapuato aplicó el entonces gobernador del estado, licenciado Juan José Torres Landa; un año después su interior fue restaurado.
Si la capilla se inició en el siglo XVI, el interior se terminó en el año 1713, dato que aparece en la clave del arco formero sobre el presbiterio: "Año de 1713". La fachada, sin embargo, fue terminada hasta el año de 1733, como lo señala la siguiente inscripción en la portada: "lo entalló Crispín Lorenzo 1733".
La imagen escultórica, hecha de pasta de caña de maíz pero con escuela española que se encuentra ahora en el nicho izquierdo del retablo mayor, representa a su titular y en el centro del mismo se venera a la imagen del Señor de la Humildad, que la devoción ha modificado por Señor de la Misericordia, fabricado igualmente con pasta de caña de maíz, técnica local, y atribuible a manos indígenas con la dirección de Tata Vasco.
La planta es de cruz latina y su bóveda es de crucería, dividida cada una por arcos fajones y terminada en una imposta. Los actuales altares laterales y el mayor con su retablo son neoclásicos, producto del mandato de la iglesia católica que en el siglo pasado precisaba que la madera dorada era para la hoguera, mandato que trajo consigo la demolición de los seguramente muy bellos retablos barrocos de oro de esta pequeña capilla. La fachada es barroca por las características de composición de sus diferentes elementos, tales como: columnas salomónicas pareadas y arquitrabadas en toda la extensión de la portada, y sus molduraciones tan pródigas todas relacionadas iconográficamente con Cristo. La portada a su vez se encuentra cobijada por un gran frontón semicircular rematado por un gran saledizo de molduraciones orgánicas, el cual muestra en su muro piñón las figuras en relieve del sol y la luna, símbolos representados con la Purísima Concepción, cuya figuración escultórica se encuentra rematando el conjunto en un nicho central, e igualmente relacionados con los dioses tarascos del día y de la noche, Ruriata y Cutzi, respectivamente. Figuras principales en su fachada son las gárgolas de cantera que en forma de animales cumplen su función de bajar las aguas pluviales de la cubierta, representativas además de la costumbre de la arquitectura conventual en la Nueva España durante el siglo XVI, a la manera de la arquitectura gótica, de utilizar este elemento para representar animales, demonios y seres fantásticos. La restauración exterior actual se realizó en 1964 dentro de las obras del Plan Guanajuato, que para Irapuato aplicó el entonces gobernador del estado, licenciado Juan José Torres Landa; un año después su interior fue restaurado.
MUSEO DE LA CIUDAD
Construcción del siglo XVIII, cuyos orígenes no son muy definidos pues aunque el bachiller Ramón Barreto de Tábora adquirió el terreno sobre el cual se encuentra, el 22 de febrero de 1744, en su carácter de Comisario Principal de la Santa Inquisición (presumiblemente la construyó el presbítero Juan Antonio de Ocio, Notario Comisario substituto), no existe algún documento que demuestre categóricamente la función de ese edificio como sede de las oficinas de esta organización eclesiástica, aunque el historiador irapuatense Genaro Acosta señala lo contrario.
El inmueble representa seguramente la mejor obra arquitectónica civil que jamás se haya construido en Irapuato, y lo es en el orden de la calidad del diseño y la fábrica de sus elementos.
Levantada en la esquina que formaban las calles del Vía Crucis (ahora calle de Allende) y de la Piedra Lisa (ahora 5 de Febrero), tiene dos accesos, el principal, seguramente a la casa propiamente dicha o a las oficinas del comisariato inquisicional, por la calle Allende, y el otro, seguramente entrada "de mulas", por la calle 5 de Febrero.
El primero de los dos patios alrededor de los cuales se desarrollaron los servicios de la casa es excepcional por su armonía entre el espacio central y sus corredores perimetrales. Toda la cantería que en él se incluye -columnas, arcos, marcos de ventanas, puertas- es de una sobresaliente calidad dentro del estilo barroco, variedad manierista, bajo el cual está realizada la obra.
Mención aparte merecen los arcos mezclados del corredor oriente que, sin columna central, se doblan uno sobre otro para, apoyados los dos, realizar su labor constructiva señalada y dar por resultado una extraordinaria obra arquitectónica. Originalmente el patio tuvo fuente y en el muro norte existe aún su notable brocal aconchado del aljibe pluvial.
El segundo patio seguramente fue un espacio dedicado a los servicios de la casa misma y no expresa, por esa razón, mayor calidad ni detalles mencionables.
Construcción económicamente fuerte, y levantada en época de bastante inseguridad social, fue realizada con un túnel interior, ahora descubierto, y otro al exterior que aún conserva en el misterio su origen y su destino.
En la actualidad es sede del Museo local, después de haber sido adquirida por el municipio durante la administración del arquitecto Ernesto Alfaro Arredondo, el año de 1988, y con restauraciones parciales realizadas primero por el arquitecto Guillermo Camarena Álvarez y actualmente, en el curso de la administración municipal del licenciado Humberto Meza Galván, por la arquitecto María Teresa Meza Arrambídez.
El inmueble representa seguramente la mejor obra arquitectónica civil que jamás se haya construido en Irapuato, y lo es en el orden de la calidad del diseño y la fábrica de sus elementos.
Levantada en la esquina que formaban las calles del Vía Crucis (ahora calle de Allende) y de la Piedra Lisa (ahora 5 de Febrero), tiene dos accesos, el principal, seguramente a la casa propiamente dicha o a las oficinas del comisariato inquisicional, por la calle Allende, y el otro, seguramente entrada "de mulas", por la calle 5 de Febrero.
El primero de los dos patios alrededor de los cuales se desarrollaron los servicios de la casa es excepcional por su armonía entre el espacio central y sus corredores perimetrales. Toda la cantería que en él se incluye -columnas, arcos, marcos de ventanas, puertas- es de una sobresaliente calidad dentro del estilo barroco, variedad manierista, bajo el cual está realizada la obra.
Mención aparte merecen los arcos mezclados del corredor oriente que, sin columna central, se doblan uno sobre otro para, apoyados los dos, realizar su labor constructiva señalada y dar por resultado una extraordinaria obra arquitectónica. Originalmente el patio tuvo fuente y en el muro norte existe aún su notable brocal aconchado del aljibe pluvial.
El segundo patio seguramente fue un espacio dedicado a los servicios de la casa misma y no expresa, por esa razón, mayor calidad ni detalles mencionables.
Construcción económicamente fuerte, y levantada en época de bastante inseguridad social, fue realizada con un túnel interior, ahora descubierto, y otro al exterior que aún conserva en el misterio su origen y su destino.
En la actualidad es sede del Museo local, después de haber sido adquirida por el municipio durante la administración del arquitecto Ernesto Alfaro Arredondo, el año de 1988, y con restauraciones parciales realizadas primero por el arquitecto Guillermo Camarena Álvarez y actualmente, en el curso de la administración municipal del licenciado Humberto Meza Galván, por la arquitecto María Teresa Meza Arrambídez.
PALACIO MUNICIPAL
Construido inicialmente como sede del Colegio de la Enseñanza, institución para niñas.
En 1760, época en que Irapuato gozaba una situación privilegiada por ser paso obligado hacia el interior del virreinato, la preocupación del bachiller y presbítero local, don Ramón Barreto de Tábora, en la educación de los jóvenes de ambos sexos en las primeras letras lo llevó a donar un terreno y ochenta mil pesos para la fundación de un colegio-internado para las jóvenes. Se le considera, por lo mismo, el promotor de la enseñanza popular en Irapuato.
Figura fundamental en esta construcción fue el señor cura local don Diego Antonio Salvago, ya que realizó las diligencias necesarias para hacer realidad el testamento del bachiller Barreto de Tábora. La obra fue ejecutada por el arquitecto capitalino, "Académico de Mérito" de la Academia de San Carlos, Esteban González.
Originalmente se había proyectado un edificio de dos pisos, pero no se construyó, seguramente por razones económicas y por urgir su servicio; solamente se edificó la planta baja y se adosó al frente y a un lado del Templo de la Soledad, razón por la cual éste perdió su atrio y pórtico principales.
Alrededor de este patio se construyeron los espacios para albergar las distintas dependencias del pensionado, tales como: dormitorios, comedor, recibidores, salas de clases, etc., y quedó sin definición la realización del proyecto en su planta alta, aunque se constituyó la escalera de acceso a ella y dos cuartos sin uso conocido.
La atención y educación de las jóvenes estuvo bajo el cuidado de las religiosas francesas de la orden. de la Compañía de Maria, quienes con siete monjas catalanas iniciaron sus labores en 1805.
Debido a las Leyes de Reforma, el edificio fue expropiado, luego, en el año 1875, reincorporado al patrimonio artístico e histórico local. Es, desde entonces, sede del ayuntamiento local, motivo por el cual ha sufrido cambios que han deformado su plan original.
La obra está lograda en el más puro y sobrio estilo neoclásico, tan usado en esa época y es una de las más significativas en México.
En 1760, época en que Irapuato gozaba una situación privilegiada por ser paso obligado hacia el interior del virreinato, la preocupación del bachiller y presbítero local, don Ramón Barreto de Tábora, en la educación de los jóvenes de ambos sexos en las primeras letras lo llevó a donar un terreno y ochenta mil pesos para la fundación de un colegio-internado para las jóvenes. Se le considera, por lo mismo, el promotor de la enseñanza popular en Irapuato.
Figura fundamental en esta construcción fue el señor cura local don Diego Antonio Salvago, ya que realizó las diligencias necesarias para hacer realidad el testamento del bachiller Barreto de Tábora. La obra fue ejecutada por el arquitecto capitalino, "Académico de Mérito" de la Academia de San Carlos, Esteban González.
Originalmente se había proyectado un edificio de dos pisos, pero no se construyó, seguramente por razones económicas y por urgir su servicio; solamente se edificó la planta baja y se adosó al frente y a un lado del Templo de la Soledad, razón por la cual éste perdió su atrio y pórtico principales.
Alrededor de este patio se construyeron los espacios para albergar las distintas dependencias del pensionado, tales como: dormitorios, comedor, recibidores, salas de clases, etc., y quedó sin definición la realización del proyecto en su planta alta, aunque se constituyó la escalera de acceso a ella y dos cuartos sin uso conocido.
La atención y educación de las jóvenes estuvo bajo el cuidado de las religiosas francesas de la orden. de la Compañía de Maria, quienes con siete monjas catalanas iniciaron sus labores en 1805.
Debido a las Leyes de Reforma, el edificio fue expropiado, luego, en el año 1875, reincorporado al patrimonio artístico e histórico local. Es, desde entonces, sede del ayuntamiento local, motivo por el cual ha sufrido cambios que han deformado su plan original.
La obra está lograda en el más puro y sobrio estilo neoclásico, tan usado en esa época y es una de las más significativas en México.
TEMPLO DEL CONVENTO
…, según su testamento de 1760, donó terreno y dinero para la fábrica de una escuela de primeras letras. El resultado fue la colocación de la primera piedra del edificio en 1766, y la terminación posterior del convento y su templo anexo de San Francisco, el actual templo que recibe por eso su nombre.
El Convento, en consonancia con todas las recomendaciones aplicadas a la construcción de los conventos de los primeros evangelizadores de la Nueva España, durante el siglo XVI, contaba con un amplio atrio que lo circundaba y seguramente estaba protegido por un gran muro perimetral, abierto y porticado al poniente, al norte y al sur, como sus hermanos conventos anteriores. En el centro debió tener el elemento característico de estos conventos: la cruz pasional, representando a Cristo; cruz que seguramente, cuando el Convento fue expropiado, y mutilado su atrio por el Gobierno Federal debido a las Leyes de Reforma, fue cambiada al Templo de la Salud, donde permaneció hasta el año 1964 fecha en que las obras de restauración del Templo del Hospitalito exigieron su traslado al costado oriente de. este templo. Años más tarde, finalmente, debido a las obras de construcción de la Plaza de los Fundadores -en 1985-86- se la trasladó y colocó en un sitio más propio para su condición: el centro de un atrio, el del Templo del Hospitalito, lugar que ocupa actualmente.
El Convento… existió hasta 1857, cuando las Leyes de Reforma expulsaron a los franciscanos del Convento. Este fue fraccionado, dividido por el trazo de la actual avenida Álvaro Obregón, y vendidas la mayoría de sus partes. Siguió existiendo la parte restante del inmueble y funcionando para diversos usos hasta que, en el año de 1955, fue desgraciadamente demolido para construir en su lugar el edificio actual al sur del Templo del Convento.
El interior del templo es majestuoso no obstante su notoria pérdida de elementos que le fueron dados inicialmente, como sus retablos, que debieron ser dorados como los barrocos del siglo XVIII y que fueron destruidos en el siglo pasado para dar paso a los actuales, neoclásicos unos y muy híbridos otros, que le restan calidad y sentido a su espacio interior.
Su planta es de cruz latina, cuya amplitud la hace ser el mayor espacio religioso que de esa época conservamos. Su gran bóveda remata en el crucero por cuatro arcos formeros que soportan la gran cúpula, misma que se apoya en las cuatro pechinas que nacen de las esquinas y provocan la circularidad de la planta de la cúpula, sistema éste que, nacido en la arquitectura bizantina, se adhiere en el tiempo a nuestra arquitectura y se integra a la misma.
Su fachada, monumental, expresa,… la armonía y el orden de sus formas pero también su sencillez; en lo lineal de sus elementos, lo modesto en nichos, columnas y esculturas, sobresaliendo en su remate el escudo franciscano compuesto por las cinco llagas sangrantes de Nuestro Señor. Al igual que otras construcciones eclesiales locales, San Francisco se realizó con una sola torre que permaneció incompleta hasta los años sesenta cuando al igual que al templo de la venerable Orden Tercera, se le construyeron los últimos cuerpos y se le dio terminación.
El Convento, en consonancia con todas las recomendaciones aplicadas a la construcción de los conventos de los primeros evangelizadores de la Nueva España, durante el siglo XVI, contaba con un amplio atrio que lo circundaba y seguramente estaba protegido por un gran muro perimetral, abierto y porticado al poniente, al norte y al sur, como sus hermanos conventos anteriores. En el centro debió tener el elemento característico de estos conventos: la cruz pasional, representando a Cristo; cruz que seguramente, cuando el Convento fue expropiado, y mutilado su atrio por el Gobierno Federal debido a las Leyes de Reforma, fue cambiada al Templo de la Salud, donde permaneció hasta el año 1964 fecha en que las obras de restauración del Templo del Hospitalito exigieron su traslado al costado oriente de. este templo. Años más tarde, finalmente, debido a las obras de construcción de la Plaza de los Fundadores -en 1985-86- se la trasladó y colocó en un sitio más propio para su condición: el centro de un atrio, el del Templo del Hospitalito, lugar que ocupa actualmente.
El Convento… existió hasta 1857, cuando las Leyes de Reforma expulsaron a los franciscanos del Convento. Este fue fraccionado, dividido por el trazo de la actual avenida Álvaro Obregón, y vendidas la mayoría de sus partes. Siguió existiendo la parte restante del inmueble y funcionando para diversos usos hasta que, en el año de 1955, fue desgraciadamente demolido para construir en su lugar el edificio actual al sur del Templo del Convento.
El interior del templo es majestuoso no obstante su notoria pérdida de elementos que le fueron dados inicialmente, como sus retablos, que debieron ser dorados como los barrocos del siglo XVIII y que fueron destruidos en el siglo pasado para dar paso a los actuales, neoclásicos unos y muy híbridos otros, que le restan calidad y sentido a su espacio interior.
Su planta es de cruz latina, cuya amplitud la hace ser el mayor espacio religioso que de esa época conservamos. Su gran bóveda remata en el crucero por cuatro arcos formeros que soportan la gran cúpula, misma que se apoya en las cuatro pechinas que nacen de las esquinas y provocan la circularidad de la planta de la cúpula, sistema éste que, nacido en la arquitectura bizantina, se adhiere en el tiempo a nuestra arquitectura y se integra a la misma.
Su fachada, monumental, expresa,… la armonía y el orden de sus formas pero también su sencillez; en lo lineal de sus elementos, lo modesto en nichos, columnas y esculturas, sobresaliendo en su remate el escudo franciscano compuesto por las cinco llagas sangrantes de Nuestro Señor. Al igual que otras construcciones eclesiales locales, San Francisco se realizó con una sola torre que permaneció incompleta hasta los años sesenta cuando al igual que al templo de la venerable Orden Tercera, se le construyeron los últimos cuerpos y se le dio terminación.
PARROQUIA DEL CENTRO
Llamada ahora Parroquia de Nuestra Señora de la Soledad es construcción del siglo XVII que aparece ya como tal en el censo de 1631, lo cual dice de la relativa importancia que en el orden eclesiástico tenía la Congregación de Irapuato en ese tiempo.
Como la mayoría de las iglesias católicas barrocas, su planta es de cruz latina. Su bóveda es de cañón corrido de sección poligonal al igual que sus arcos formeros y torales poligonales. Su amplitud interna destaca para una obra en localidad tan modesta en ese tiempo. Resalta en la fachada su pórtico barroco tan elaborado y la multiplicidad de formas iconográficas que van desde columnas salomónicas hasta relieves de vides con claras definiciones cristo céntricas.
Su única torre permaneció incompleta, con un solo cuerpo de cantera, hasta fines del siglo pasado cuando se le añadió su parte complementaria, tal como se ve actualmente, fabricada en tabique rojo y revestida con aplanado de mezcla de cal, rematándola una ya desaparecida aguja gótica. Ella descansa sobre una sólida y majestuosa zapata de cantera.
Sus tres portadas revelan a la Sagrada Familia. La central dedicada a la Virgen María, con nicho y escultura; la poniente a Jesucristo, expresado con monograma; y la oriente, a San José, señalado con el relieve latino de JOSEPH, y dirigido, lógicamente, hacia el en aquel entonces ya construido Templo de San José.
Como la mayoría de las iglesias católicas barrocas, su planta es de cruz latina. Su bóveda es de cañón corrido de sección poligonal al igual que sus arcos formeros y torales poligonales. Su amplitud interna destaca para una obra en localidad tan modesta en ese tiempo. Resalta en la fachada su pórtico barroco tan elaborado y la multiplicidad de formas iconográficas que van desde columnas salomónicas hasta relieves de vides con claras definiciones cristo céntricas.
Su única torre permaneció incompleta, con un solo cuerpo de cantera, hasta fines del siglo pasado cuando se le añadió su parte complementaria, tal como se ve actualmente, fabricada en tabique rojo y revestida con aplanado de mezcla de cal, rematándola una ya desaparecida aguja gótica. Ella descansa sobre una sólida y majestuosa zapata de cantera.
Sus tres portadas revelan a la Sagrada Familia. La central dedicada a la Virgen María, con nicho y escultura; la poniente a Jesucristo, expresado con monograma; y la oriente, a San José, señalado con el relieve latino de JOSEPH, y dirigido, lógicamente, hacia el en aquel entonces ya construido Templo de San José.
PLAZA DE LOS FUNDADORES
En 1984, bajo la presidencia municipal del ingeniero Sebastián Martínez Castro, como producto de su preocupación por recuperar parte del centro histórico local, su historia y edificios que lo conformaban, se encargó el proyecto y realización de esa obra al arquitecto… Javier Marín Ruiz…. El resultado fue la construcción de la Plaza de los Fundadores que, con el rescate de edificios de valor incalculable, entrega a Irapuato una área de estar (de más de 4 000 m² ), de concentración humana, de servicio social, de educación histórica y de homenaje a los hacedores de Irapuato.
VISTA PARCIAL DE PLAZA DE LOS FUNDADORES
FUENTE DE LOS DELFINES
Poco después de haber accedido al poder en México como emperador, en 1864, el archiduque Maximiliano de Habsburgo donó a Guanajuato tres fuentes de bronce, presumiblemente una para la ciudad de Guanajuato, la segunda para Irapuato y la tercera para la ciudad de León.
De las tres, la primera se encuentra en el muy conocido recodo llamado Plaza del Baratillo en Guanajuato capital, la tercera se perdió en el tiempo, sin conocerse su destino en el espacio. La segunda, conocida igualmente como Fuente Florentina por haberse fundido en esa ciudad europea, se colocó inicialmente en el centro de lo que fue la Plaza de la Tanda, desaparecida ya, pero que coincidía aproximadamente con la ubicación, forma y tamaño de la actual Plaza Miguel Hidalgo. Allí permaneció luego de que se construyó alrededor suyo el Mercado Joaquín González Obregón (luego denominado Aquiles Serdán), demolido a principios de este siglo.
De las tres, la primera se encuentra en el muy conocido recodo llamado Plaza del Baratillo en Guanajuato capital, la tercera se perdió en el tiempo, sin conocerse su destino en el espacio. La segunda, conocida igualmente como Fuente Florentina por haberse fundido en esa ciudad europea, se colocó inicialmente en el centro de lo que fue la Plaza de la Tanda, desaparecida ya, pero que coincidía aproximadamente con la ubicación, forma y tamaño de la actual Plaza Miguel Hidalgo. Allí permaneció luego de que se construyó alrededor suyo el Mercado Joaquín González Obregón (luego denominado Aquiles Serdán), demolido a principios de este siglo.
Ahí permanecerá hasta que en el año 1964 fue derribado dicho mercado, construido por el arquitecto Ernesto Brunel, para dar paso a la Plaza Miguel Hidalgo. Su nuevo lugar fue, y sigue siendo, el centro de la antigua Plaza de las Celebraciones, la que fue principal de Irapuato, y posteriormente llamada Plaza Madero.
SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE DEL CENTRO
De los templos que están comprendidos dentro de nuestro centro histórico, este santuario es el de más reciente construcción.
Muerto a principios de 1800 el capitán don José de Abella fuerte, su viuda, doña Juana de Arroyo, sin hijos y con una gran devoción en favor del culto divino, administró y acrecentó los bienes de su marido: la hacienda de San Antonio de Tomelópez, el rancho de San Antonio Huitzimitiro y las tierras de las zahúrdas. Todo esto con el propósito de que se fabricara, como ella lo expresó en su testamento: "en los días que digan sus albaceas... un templo a Nuestra Señora de Guadalupe. Se hagan funciones anuales y los días doce de cada mes". Por ella se realizaron grandes aportaciones económicas a iglesias e instituciones religiosas.
Muerto a principios de 1800 el capitán don José de Abella fuerte, su viuda, doña Juana de Arroyo, sin hijos y con una gran devoción en favor del culto divino, administró y acrecentó los bienes de su marido: la hacienda de San Antonio de Tomelópez, el rancho de San Antonio Huitzimitiro y las tierras de las zahúrdas. Todo esto con el propósito de que se fabricara, como ella lo expresó en su testamento: "en los días que digan sus albaceas... un templo a Nuestra Señora de Guadalupe. Se hagan funciones anuales y los días doce de cada mes". Por ella se realizaron grandes aportaciones económicas a iglesias e instituciones religiosas.
VISTA INTERIOR DEL SANTUARIO
Pasó mucho tiempo antes que su deseo se realizara. Fue hasta el año 1870 cuando el presbítero don Antonio de Padua Coria se apasionó con la idea, en cuyo seguimiento, diez años más tarde, al ser nominado cura de la Villa de Irapuato, donó de su propiedad el terreno para iniciar la obra del Templo.
Su planta es de cruz latina y su bóveda es de crucería, soportada por un sistema de arcos y semicolumnas adosado a los muros, conjunto que proporciona sobriedad y elegancia al interior, al igual que su rica cornisa. Notable solución, calidad de diseño, y solemnidad, le son conferidos por la elevación de los cuatro arcos formeros que se abren en el cruce de la nave longitudinal con la transversal de los cruceros, rematado por agradables pechinas que soportan el anillo de la cúpula.
Su planta es de cruz latina y su bóveda es de crucería, soportada por un sistema de arcos y semicolumnas adosado a los muros, conjunto que proporciona sobriedad y elegancia al interior, al igual que su rica cornisa. Notable solución, calidad de diseño, y solemnidad, le son conferidos por la elevación de los cuatro arcos formeros que se abren en el cruce de la nave longitudinal con la transversal de los cruceros, rematado por agradables pechinas que soportan el anillo de la cúpula.
VISTA DE FACHADA LATERAL
Pero sobre todo resalta la magnífica fábrica de sus retablos neoclásicos, entre los cuales el central, dedicado a Nuestra Señora de Guadalupe, es un ejemplo de calidad y buen gusto, elaborado con elementos que le daban soporte a su estilo, tales como: columnas de órdenes griegos compuestos, baldaquino de formas italianas barrocas, nichos y arquitrabes clasicistas, y la profusión de un dorado que, aunque no es de su época original, con aproximadamente treinta y cinco años de vida, representa uno de los más cálidos interiores entre los templos locales.
Conforma su armonioso volumen exterior la magnífica balaustrada de cantera y fierro vaciado que limita su atrio, atrio mutilado con la ampliación de la antigua calle de Berriozábal en su frente original para formar la actual Avenida Revolución, en el año 1964.
Conforma su armonioso volumen exterior la magnífica balaustrada de cantera y fierro vaciado que limita su atrio, atrio mutilado con la ampliación de la antigua calle de Berriozábal en su frente original para formar la actual Avenida Revolución, en el año 1964.
TEMPLO DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD
Obra barroca del siglo XVIII, fue en sus principios una humilde y pequeña capilla, tan antigua que en documentos de 1710 ya se menciona dedicada a la virgen de la Soledad, patrona de la entonces Congregación de Irapuato. Poco después, sin conocerse la fecha precisa, se inició la construcción de este Santuario. Su planta es cristo céntrica, de una sola nave y en forma de cruz latina que remata en el presbiterio, y cuyo eje longitudinal pasa por el centro del retablo y altar principales. Todos sus muros son de piedra y cal, manifestándose aparente la piedra braza negra en sus fachadas norte y poniente.
La fachada principal, cuyo pórtico fue mutilado por un edificio adosado a ella a principios del siglo XlX conserva una cresta o espadaña de elevada calidad; pero lo que sobresale por sus excepcionales proporciones y armonía es su notabilísima única torre que la convierte en soberbio ejemplo del barroco al cual pertenece su estilo manierista.
Este inmueble ha sufrido muchas modificaciones: entre 1800 y 1804 su atrio fue tomado para construir el Colegio de la Enseñanza, obra con la cual quedaron unidos los edificios y por la cual desapareció su fachada principal. Por necesidades de espacio, en 1839, el presbiterio fue recorrido hacia atrás, movimiento que produjo un cuerpo adicional, la ampliación de tres metros en relación al anchor de la nave y la elevación mayor de su bóveda con respecto a los originales del Templo.
Mención aparte debe hacerse de la sobresaliente calidad del retablo mayor en el presbiterio y de su excelsa representación iconológica e iconográfica del tema que representa la soledad de María. Todo él es el calvario, su drama: en la parte superior se encuentra Cristo crucificado; un poco abajo el corazón de María traspasado por los siete dolores o dagas; e inmediatamente abajo, a la misma María en su soledad y a los pies de su hijo, bajo esa advocación; en nichos laterales se ve a Maria Magdalena y a María, la madre de Santiago, compañeras inseparables de María; y finalmente, un poco más abajo y a los lados, las figuras de San Juan, el discípulo compañero, y José de Arimatea sosteniendo la cruz del descendimiento; un coro de ángeles cubre y acompaña el pasaje bíblico por todo el presbiterio.
La fachada principal, cuyo pórtico fue mutilado por un edificio adosado a ella a principios del siglo XlX conserva una cresta o espadaña de elevada calidad; pero lo que sobresale por sus excepcionales proporciones y armonía es su notabilísima única torre que la convierte en soberbio ejemplo del barroco al cual pertenece su estilo manierista.
Este inmueble ha sufrido muchas modificaciones: entre 1800 y 1804 su atrio fue tomado para construir el Colegio de la Enseñanza, obra con la cual quedaron unidos los edificios y por la cual desapareció su fachada principal. Por necesidades de espacio, en 1839, el presbiterio fue recorrido hacia atrás, movimiento que produjo un cuerpo adicional, la ampliación de tres metros en relación al anchor de la nave y la elevación mayor de su bóveda con respecto a los originales del Templo.
Mención aparte debe hacerse de la sobresaliente calidad del retablo mayor en el presbiterio y de su excelsa representación iconológica e iconográfica del tema que representa la soledad de María. Todo él es el calvario, su drama: en la parte superior se encuentra Cristo crucificado; un poco abajo el corazón de María traspasado por los siete dolores o dagas; e inmediatamente abajo, a la misma María en su soledad y a los pies de su hijo, bajo esa advocación; en nichos laterales se ve a Maria Magdalena y a María, la madre de Santiago, compañeras inseparables de María; y finalmente, un poco más abajo y a los lados, las figuras de San Juan, el discípulo compañero, y José de Arimatea sosteniendo la cruz del descendimiento; un coro de ángeles cubre y acompaña el pasaje bíblico por todo el presbiterio.
